miércoles, 11 de febrero de 2015

Zapatero a tus zapatos

El fundamento histórico de los parlamentos y congresos es el de ser un
contrapeso al poder unipersonal. Entre sus funciones, los parlamentos eligen a los
integrantes del poder ejecutivo y los congresos, de menos, la fiscalización de sus
acciones.
 
En México sin embargo, los cuestionamientos sobre el probable conflicto de
intereses entre el presidente y algunos de los principales contratstas del gobierno,
ha sido usado una y otra vez como ariete político electoral pero sin acciones
concretas del congreso que dentro de sus atribuciones tendría como ya se dijo, la
de fiscalizar las acciones del ejecutivo.
 
EL propio ejecutivo ha salido a designar un Secretario de la Función Pública para
que investigue esos señalamientos de los que ha dicho en el discurso de
designación, se tendrá por resultado que se compruebe que no hay tal conflicto
de interés.
 
Como se ve, no solo la imparcialidad del investigador está en duda al haber sido
designado por el sujeto de la investigación, también lo está el fin de la
investigación que parece ser la de demostrar la no culpabilidad del jefe
investigado.
 
La propia investigación de conflicto de intereses, está en duda por… (redoble de
tambores) un conflicto de intereses que no está en duda.
 
¿Y en todo esto que hace el congreso? Pues nada. Sus integrantes y bancadas han
criticado la respuesta del ejecutivo y han señalado la obviedad de lo improbable
de un resultado distinto al absolutorio, todo ello con claros fines electorales; pero de ejercer
sus funciones ni hablar, nada han hecho por fiscalizar al ejecutivo y su relación
con HIGA y CUISA.
 
Cuando “el zapatero” que es el congreso se desentiende de sus zapatos que es la
fiscalización del ejecutivo, ocurre lo que tenemos ahora no solo con el presidente
Enrique Peña Nieto sino también con José Murat a quien se le atribuyen en
investigación del NYT propiedades millonarias (en dólares) en exclusivos
desarrollos de New York.
 
Mismo caso de Marcelo Ebrard y la Linea 12 del metro, el congreso no fiscalizó la
realización de la obra y ahora tenemos un gasto mayor al estimado originalmente
para una línea de metro parada por casi ya un año sin que se tenga un
responsable sujeto a proceso.

Marcelo cuenta además con la ayuda que le brinda la omisión o complicidad del
actual jefe de gobierno (antes, nada menos que  procurador) que no ha podido o
querido armar un caso cuando resulta evidente  que las ruedas no son
compatibles con las vías y que el trazo de las mismas agravó el daño.
Quien y porque autorizó esas acciones no debe ser tan difícil de determinar y sin
embargo no pasa nada.
 
Cuando la finalidad de los partidos es el acceso a las curules para tener su
rebanada del pastel presupuestal y para no mucho mas, están renunciando a la
razón de ser del congreso y están permitiendo por omisión cuando no por
complicidad al arropar a los miembros del mismo partido político, que se repitan
los casos de daño patrimonial que acaban con obras públicas deficientes y ex
funcionarios públicos con fortunas inexplicables con los puros ingresos que le
suponen el desempeño de su cargo, pero que bien se explican por los tratos
extralegales de  gobernantes y contratistas.
 
De pilón.- En lo que parece una renuncia más del zapatero a atender sus zapatos,
se aprecia solidaridad del PANismo con el ex jefe de gobierno Marcelo Ebrar, bajo
la lupa por el evidente daño al patrimonio causado por la mala ejecución de la
línea 12 del metro.

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