En los días que
siguieron a la conferencia de Murillo Karam en que confirmaba con escalofriante
detalle el destino final de los 43 normalistas de Ayotzinapa, aquella del
famoso y tristemente célebre “Ya me canse”, se dio una cantidad de marchas de
protesta.
Previsible
desde la óptica del dolor de los padres y de quienes se conduelen de la
desgracia ajena… Pero previsible también desde la rivera de quienes no se
conduelen pero ven la posibilidad de lucro político electoral.
Los padres de
las víctimas han tenido que cargar no solo con el dolor de su pérdida sino con
las críticas no siempre justas sobre su proceder: Que si han sido malos padres
al permitir que sus hijos participasen en actos de protesta, o si
intransigentes por no aceptar la explicación y limitaciones que el gobierno les
ofrece en su momento de necesidad.
Las críticas
sobre los padres de las víctimas no solo han sido en estos casos sino que ya
antes se ha dado esta situación. Ahí tenemos a quienes hacen lo mismo con los
padres de los niños de la Guardería ABC… Lo opuesto también es verdad y se ha
descalificado por “colaboracionistas” a por ejemplo Martí o Wallace (llegando
al extremo de insinuar que su hijo vive y es toda una farsa). Luego está el
caso de Sicilia, a quien los que en un principio alababan o denigraban en su
tragedia solo por su orientación política, luego lo denigraban o alababan por
tener interlocución con el gobierno.
Y es en este
tema de la interlocución en el que me detengo. En el caso de Ayotzinapa y aun
en anteriores ocasiones, cuando alguien decía que las protestas fueron
justamente dirigidas en reclamo a la autoridad que no cumplía con su obligación
de garantizar seguridad, pero que dejaban fuera la a mi parecer importante
tarea de dejar claro el repudio de la sociedad a los actores intelectuales y
materiales de las desgracias; al crimen organizado pues; se respondía a algo
que no se planteaba. Se decía que no debía hacerse ello por no ser los
criminales interlocutores validos para una sociedad agraviada.
Repito.
Respondieron a un planteamiento que jamás se hizo. Nadie en su sano juicio ha
planteado que deba tenerse interlocución con criminales, era (ES) una observación
que señala que se ha dejado de lado repudiar a los asesinos, que se ha dejado
de lado la oportunidad para que como sociedad no solo exigir a las autoridades
sino de mandar un mensaje claro de que se rechazan los métodos de los
criminales. Eso no es interlocución.
En Colombia
con las FARC, España con ETA y más recientemente en Francia con los ataques a
Charle Hebdo, la sociedad ha marchado en repudio a los que los criminales y
nadie ha remotamente dicho que ello sea entablar interlocución con los
asesinos.
Ahora en
México y en días pasados, algunos padres de los normalistas han intentado ahora
si interlocución con el líder de los rojos, grupo rival de guerreros unidos,
señalado esté último grupo como autor material del asesinato de los 43.
No hay modo
de que critique yo aquí la decisión de esos padres. Su pérdida es inconmensurable
y en su necesidad de respuestas nada es demasiado. Mi comentario es para las
buenas conciencias que descartaron la interlocución cuando no fue propuesta
como acción en las protestas y que hoy no dicen nada en lo absoluto.
De pilón: Fundamentalistas en Kenia han matado a más de cien
estudiantes en una universidad, el punto geográfico, la fe religiosa y puede
que hasta el color de piel de las victimas parecen tener un efecto de minimizar
la tragedia a nivel mundial. Parece que sin lucro político no hay activismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario