domingo, 6 de septiembre de 2015

Sesgo de confirmación

No leerá aquí una descalificación del informe de la CIDH para Ayotzinapa. Tampoco una defensa de los métodos de investigación de la autoridad encargada de impartir justicia en el país.

Cualquiera que haya tenido necesidad de recurrir al aparato de procuración de justicia ha experimentado en carne propia la más acabada expresión de la corrupción que todo lo toca, todo lo alcanza y todo lo pudre en este país.

Quiero en estos párrafos reflexionar sobre la reacción de alguna parte importante de la sociedad que le cree el 100% a quien confirma coincidir en 80% con la autoridad a la que no le cree nada.

Si eso no es esquizofrenia es entonces puro canijo doble estándar. 
Muy seguramente acierta quien diga que la investigación está hecha con las patas en el caso de Ayotzinapa, pero también el de Narvarte o del robo de la casa X en la colonia Y de la ciudad Z.

Deducir de ello que fue el estado es sin embargo desconocimiento o interés por señalar como enemigo al adversario político y no a los "hijos de puta".

Desconfío tanto de la calidad de las "investigaciones" de la autoridad como de las motivaciones de los activistas profesionales con una conclusión a priori que hace responsable al estado o de de lo contrario guarda silencio en tantísimos casos de violencia criminal que diario ocurren en el país. 

Las formas y resultados de unos ni otros me hacen confiar en que su motivación sea la justicia.

De pilón.- Cargados de certezas y con un buen número de seguidores en Twitter se puede leer a Epigmenio Ibarra y a Ricardo Alemán despotricar contra sus críticos y apoyan con "argumentos" surgidos de filias y fobias pero ni por error apoyados en trabajo periodístico.

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