martes, 25 de noviembre de 2014

El árbol equivocado.


Para empezar quiero aclarar que mi muy particular opinión, soy escéptico de las protestas y marchas. No es que necesariamente sean infructuosas (y lo son en la mayoría de los casos sirviendo para poco más que una catarsis colectiva), sino que el resultado es impredecible y no pocas veces, contrario a lo que se pretendía originalmente.


Como lo muestra la experiencia y como bien lo dijo Ikram Antaki en su texto EL BARBARO Y LOS COBARDES: “El referendo fue históricamente, el arma de los fascistas, a los demócratas, les basta con la aplicación de derecho.”


Dicho lo anterior y reiterando mi total respeto a las personas que marchan y protestan en ejercicio de sus derechos ciudadanos así como con pleno respeto los de terceros y señalando mi desacuerdo con quienes opinan que si no estorban no los pelan en lugare de ser contundentes en la argumentación voy al tema.


En inglés hay una expresión coloquial muy socorrida que dicen “You are barking up the wrong tree” lo que libremente se traduciría como “Le estás ladrando al árbol incorrecto”. Se usa cuando se trata de señalar que una queja o reclamación se está dirigiendo a la persona equivocada o mejor aun que el objetivo pretendido se ha desviado o que se ha tomado un curso de acción equivocado para conseguirlo.


Hago referencia al dicho en inglés en relación a la demanda de renuncia de Peña Nieto en el contexto del caso Ayotzinapa.


Verán, no es que considere que el individuo Enrique Peña Nieto deba ser tratado en modo alguno, de forma diferente a la de cualquier funcionario público. Lo que sostengo es que en la precisión de la exigencia está resultando en ladridos al árbol equivocado.


Reclamar la renuncia de Peña por el caso de lo ocurrido en Iguala a los normalistas de Ayotzinapa es un despropósito desde mi punto de vista.

Bien visto, ha sido la PGR la que ha dado, si bien no las respuestas deseadas, si las que a derecho corresponden y que tocaba dar al gobierno local de Guerrero.

Están en la cárcel por esos hechos; Abarca, 28 policías de Iguala, 4 integrantes de la organización Guerreros Unidos y el Jefe de policía de Cocula. Además, la esposa de Abarca se encuentra arraigada.


Al momento, ninguna ONG de DDHH ha manifestado dudas sobre el debido proceso que se les sigue a estas personas. Hasta ahí por lo que respecta a responsabilidades penales, las de carácter político, con Angel Aguirre emanado del PRI, candidato triunfador por una coalición de toda la izquierda electoral y de pilón, en “alianza de facto” con el PAN, alcanzan para mucho más y nadie se salva de ser señalado y de cargar un costo político.


Ligar el asunto con una supuesta exigencia de renuncia a Peña que en realidad viene desde antes y promovida por quien se dice agraviado en las urnas es desproporcionado. Se le ladra al árbol equivocado al pretender que todo crimen en el país tenga como responsable último al ejecutivo federal. La queja o reclamación va dirigida a la persona equivocada.


Está por otra parte, el asunto de la casa millonaria que aparece como propiedad de la esposa del presidente y que le compró a plazos a Grupo HIGA.


Todo parte de un buen trabajo periodístico de Carmen Aristegui sustentado con documentos y sólidamente presentado. En él se demuestra la relación de Peña con el grupo inmobiliario más allá de toda duda.


Como se sabe, HIGA fue un contratista VIP para el Estado de México en el gobierno de Peña Nieto, y obtuvo más recientemente el contrato para el tren rápido a Querétaro. HIGA se presentaba para ser un contratista consentido del gobierno federal en el sexenio.


Aquí a diferencia con el caso Iguala no hay manera de decir que la responsabilidad es compartida pues estamos ante actos del propio Peña Nieto y/o su esposa. Actos  que no es solamente acarrea costos políticos, sino en los que se puede tipificar el delito de tráfico de influencia.


Aquí con todo y eso, se vuelve a ladrar al árbol equivocado, ahora no por cuestionar a persona equivocada tanto como por hacerlo tomando un curso de acción equivocado.


Se ha hecho una tremenda alharaca por el asunto del costo, estimado en 7.5 millones de dólares, de la vivienda. Han corrido ríos de tinta tratando de determinar la razonabilidad de los supuestos ingresos de Angélica Rivera como actriz de telenovelas y se ha pasado con ello por alto el verdadero asunto de peso que es la posibilidad de que exista el mencionado delito de tráfico de influencias.


CODIGO PENAL FEDERAL:

Ustedes has de disculpar mi escepticismo pero que nadie haya puesto una denuncia en la PGR por esto, pero si por lo de Ayotzinapa en la que se acusa a Peña y a la “mafia del poder” me hace sospechar que se trata de una vacilada más. Otra treta para propiciar el show en busca de ganar votos y a la que personas bien intencionadas se han dejado llevar.

¿Opino que el presidente es intocable? NO.
¿Creo que Peña debe renunciar? NO. No lo contempla la legislación y ciertamente no ha de ser por causa de una exigencia extralegal que ello ocurra.

Debe procurarse que las acciones se den por la vía legal disponible y para asegurar que la misma se cumpla. Reclamar por vías extralegales la salida de Peña por incumplir la ley es un sinsentido. Demandemos el cumplimiento de la ley y si eso topa en la salida del ejecutivo que sea y si no es así y creemos que es lo que debería ser (yo opino que así debería ser) pues pugnemos para que la ley haga esa previsión.

De remate:

La marcha de hoy es en protesta por la detención de 11 personas acusadas de actos vandálicos en la marcha del 20 de noviembre.
Las “evidencias” de la autoridad incluyen la presunción de conspiración porque los acusados se llamaban entre si “compa”.
Tremenda torpeza que deja en claro la poca y a veces nula capacidad de los cuerpos policiacos del país y al mismo tiempo, el abuso de la protesta y las marchas.
Ante tales limitaciones del caso, más bien se hace por los detenidos y por el sistema de justicia, pagándoles una buena defensa legal.


viernes, 7 de noviembre de 2014

¿Fue el Estado? – No tan rápido.


Desde el día que desaparecieron los 43 normalistas en Ayotzinapan empezó a invadirme un sentimiento de orfandad y tristeza que no lograba bien a bien identificar en su origen.

Mencionar que como sociedad somos corresponsables de lo que pudiera haberle sucedido a los 43 era y es una invitación al insulto. La palabra “pero” se ha convertido en mala palabra en México. “Fue el Estado” se volvío la única opinión que no ameritaba el mote de fascista y de ahí pa’arriba ( o pa’abajo mejor dicho).

Comentar que hay quienes minimizan o inclusive justifican algunos delitos; que en un proceso de degradación social los que ahora son víctimas fueron antes victimarios basta para acusar de que se afirmaba que los 43 se merecían la violencia recibida.

Al paso de los días se fue agudizando el sentimiento y revelando el origen de ese sentimiento de orfandad. Era la realización de estar solo. De que esta sociedad en que vivimos es un espejismo en el que compartimos un espacio geográfico pero no mucho más… Somos anacoretas entre otros anacoretas. Aislados de la comunidad.

Lo que le pase a otros, lo que otros hagan es problema de cada quien; de alguien más. Mientras no se metan conmigo y no me molesten, no me meto con ellos y no los molesto y todo en santa paz. Que hagan lo que quieran.

“Fue el Estado” me ha parecido el perfecto ejemplo de esa actitud. “Fue el estado” me suena a renuncia a la responsabilidad social y luego personal e individual… Estamos solos.

Las ganas de que estuvieran vivos eran muy superiores a las expectativas, casi era un hecho que las noticias difícilmente serían buenas porque ¿quién mantendría con vida a 43 estudiantes pobres por los que nadie pedía y nadie difícilmente podría ofrecer un rescate?

Hasta el momento, solo he leído en mi TL (me cuesta un demonial decidirme a verlo la TV) el relato de lo ocurrido a los 43.

Que espeluznantes son los detalles. Según los datos, integrantes de un grupo criminal mataron uno a uno a 28 personas (15 habían llegado muertos por asfixia al lugar) como en un rastro se hace con los animales. Fueron sordos a suplicas o insultos de sus víctimas, fueron sordos a su propia conciencia.


¿Fue el Estado? ¿Es un crimen de estado?
 Opino que no. Que ojala y con todo lo que ello supone, hubiera sido el Estado. Ojala responsabilizando a una persona, echando fuera a EPN (que no es el Estado) y poniendo a otro como piden algunos con claro interés político electoral las cosas cambiaran.

El crimen de Estado tiene la característica de ser reivindicado, justificado, exaltado; de presentar a los criminales como héroes o mártires que han realizado sus acciones a veces (pocas) admitiendo “algunos” excesos en aras de un bien colectivo mayor… No es este el caso. 


Es el crimen organizado estúpido.
 La mano ejecutora de los 43 normalistas y con seguridad de las personas encontradas en las multiples fosas que surgieron durante la busqueda de los mismos es el crimen organizado ligado al trafico de opio.

Guerrero produce el 98% de la amapola del país e Iguala está en el epicentro. El poder corruptor del crimen alcanza para comprar a la autoridad y para deslumbrar con aspiraciones a no pocos.

Estas atrocidades las cometieron personas al servicio de criminales, no del estado. Personas en puestos de gobierno, pero también personas comunes, de aspecto humilde, diríase que pobres - adjetivo que a veces se usa como sinónimo de buenos. Personas que a simple vista no son diferentes de sus víctimas.


¿El Gobierno es responsable?
Si. Es responsable en este y otros muchos casos de omisión, de voltear a otro lado, de estar ausente y hasta de ser cómplice de criminales. Con esos antecedentes, seguir justificando los “pequeños” delitos o las acciones de protesta que afectan a terceros, al vecino, al trabajador  de un negocio o al dueño de este, resulta suicida.

Recurrir al lugar común y decir que “Fue el Estado” me parece que es un intento de calmar la propia alarma ante la evidencia de que alguien igual a uno mismo puede cometer semejantes atrocidades.
Crimen de Estado no… Gobiernos fallidos sí. Y con ellos la sociedad que los genera.