La Mesa de Latinus recientemente ha generado reacciones en el contexto del primer debate presidencial, pues resulta interesante cómo los participantes de la mesa, a pesar de su valentía al enfrentar al poder político, han demostrado (algunos de ellos) una sensibilidad inesperada ante las críticas ciudadanas.
Dos semanas después del debate, los participantes aún parecen sentirse lastimados por las opiniones críticas de algunos ciudadanos. Es paradójico que aquellos que han alzado la voz y se han atrevido a cuestionar al sistema político ahora estén lamiéndose las heridas por las críticas que han enfrentado. Esto nos lleva a reflexionar sobre la fragilidad de algunos líderes ante la opinión pública y cómo, a pesar de su coraje inicial, pueden verse afectados por la crítica.
En otros temas de la mesa de hoy, Denise Dresser ha señalado que estamos ante la posibilidad un gobierno encabezado por Sheinbaum, tendria tintes autoritarios, que no dejaría espacio para la crítica y la diversidad de opiniones. Denise Dresser ha asegurado que todas las señales hacen evidente que Claudia gobernaría desde el autoritarismo en caso de ganar. Resulta sorprendente que no haya visto lo mismo en López Obrador. El presidente dió muestras durante años de que haría exactamente lo que finalmente hizo en su sexenio. Dresser ha experimentado en carne propia la reacción del presidente ante sus críticas. El presidente la ha mencionado en varias ocasiones y la ha difamado desde sus mañaneras. Aunque no la ha silenciado directamente, ha intentado intimidarla y cuestionar su reputación. Esta falta de percepción crítica hacia AMLO es un tema relevante que merece ser analizado en profundidad.
En resumen, la Mesa de Latinus y las opiniones de Denise Dresser nos invitan a reflexionar sobre la fragilidad de los líderes de opinión (incluidos los analistas) ante la crítica y la importancia de mantener una mirada objetiva hacia todos los actores del poder.