domingo, 25 de enero de 2015

En caso de duda no dude en cuestionar.

Un nuevo episodio del culebrón que tiene al presidente Peña Nieto, su familia y colaboradores bajo escrutinio ante la sospecha de conflicto de interés ha estallado en los días recientes.

Se trata del asunto de su casa de descanso ubicada en un exclusivo club de golf en Ixtapan de la Sal y que adquirió de la desarrolladores de la familia San Roman, fundadores de la empresa CUISA.

La casa se encuentra incluida en la declaración patrimonial del presidente, pero The Wall Street Journalpone el dedo en la llaga señalando que CUISA de SanRoman no había realizado obra para el Estado de México antes de la compra de la casa. Luego de ello, realiza obra por 107 millones de dólares bajo el mandato de Peña en el gobierno del estado y a la fecha, ha ganado 11 contratos con el gobierno federal por montos no especificados desde que Peña es presidente.

Similarmente a "La Casa De Las Lomas" a nombre de la esposa del presidente, y la casa del Secretario de Hacienda también en un campo de golf pero de Malinalco, en donde el vendedor fue Grupo HIGA. 

Si bien las transacciones pueden cumplir las formalidades que las hagan perfectamente legales, la cuestión del asunto radica en la nada remota posibilidad, de que los prósperos negocios de los contratistas se deban a algo más que a licitaciones ganadoras.

Las sospechas llevan a acusaciones que si bien en principio, tienen interés político electoral, cobran verosimilitud al saberse que se trata de operaciones dos contratista que parece haber logrado  hacer buenos negocios como proveedor de obra pública bajo el mandato de Peña como gobernador del Estado de México y después, a nivel federal ya como presidente.

No se trata pues de la demostración de ilícitos, no se trata de litigar en redes sociales el asunto. Se trata, en mi opinión, de la pérdida de confianza del electorado sobre la legitimidad más que la legalidad, de la relación de aparente privilegio de la que gozan las dos empresas en cuestión.

Las acusaciones fundadas o no, sólo pueden ignorarse en tanto no tienen eco, pero cuando cobran fuerza al irse revelando más casos, desestimarlas ya no es opción.

La presidencia ha optado por responder a las críticas es materia de legalidad de las operaciones, pero del asunto que resulta verdaderamente delicado y del que poco o nada ha dicho el gobierno es del probable conflicto de intereses.

Del asunto particular de la casa de Ixtapan, han dicho desde Los Pinos que el presidente tiene una relación de amistad con los San Román de hace años, lo que nada hace por desterrar la idea de que hay favoritismo sino que muy por el contrario refuerza esa idea.

Existen claro, personas que prefieren creer en lugar de saber y a las que les basta que presidencia diga que las operaciones son legales y no hay conflicto de intereses para dar por zanjado el asunto. A ellos, quizás sólo los desencantaría descubrir un video en el que se vea al presidente acuerdar los detalles de un trato preferente a las constructoras del casoY claro, están también los que sin importar que, el presidente es incapaz de siquiera estornudar dentro del marco legal. 

Pero para quienes tenemos reservas fundadas en la experiencia pasada sobre lo ético de la relación del gobierno con sus proveedores, la transparencia es el reclamo.

Para debilitar esa sospechas es contraproducente ignorar las voces críticas, lo que se requiere es salir al paso con argumentos sólidos y no veo uno mejor que el que presidencia de a conocer todas las licitaciones perdidas por HIGA y CUISA... Al menos desde diciembre de 2012. Sin transparencia, ninguna disculpa bastará y quedan aún poco as de 3 años de esta presidencia que corre el riesgo de quedar en calidad de presa fácil o lame duck (como dicen en Estados Unidos) con las consecuencias lógicas que ello acarreé no sólo para en presidente y su partido, sino para el costo de oportunidad que parece haberse perdido en el impulso que auguraba el Mexican momentde que se hablaba hace unos meses.

De pilón: Después de la prórroga que exime de la obligación por la segunda mitad de 2104, la contabilidad electrónica debe ser ya una realidad para 2015. Ello debe significar un activo en materia de transparencia y control... Lo malo es que la federación, las entidades federativas, los municipios están por ley, exentas de la obligación de llevar contabilidad electrónica.

lunes, 19 de enero de 2015

Tu opinión no es “muy respetable”

Seguramente hemos escuchado o hasta habremos dicho: “Tu opinión es muy respetable pero….”. Parece que casi siempre se dice con la intención de complacer a las buenas conciencias y no atentar contra la corrección política.

 

Desafortunadamente, no deja de ser una pose. Quienes merecen respeto son las personas y no las ideas… Las ideas se confrontan, se rebaten, se desmienten, se destrozan. Pero hay quien a falta de argumentos o capacidad para poner en palabras sus ideas, pretende hacer todo eso con las personas.

 

Son las personas las merecedoras de respeto y no las ideas. Iniciar una frase diciendo “con todo respeto” para pasar enseguida a faltarle al respeto A LA PERSONA no es extraño en una sociedad obsesionada con las formas.

 

Tal vez ello parte del hecho de considerar a las ideas (las propias sin duda) como parte de uno mismo, de ahí que quien es incapaz de argumentar no duda en irrespetar o hasta agredir a la persona cuyas ideas resultan incomodas. Y lo mismo pasa con quien recibe críticas a sus ideas, en no pocas ocasiones, se lo toma como ataques a su persona.

 

Algo similar pasa con las acciones que luego son confundidas con ideas y se pretende por ello sean siempre respetaras.

 

La libertad de manifestación se refiere a manifestación de ideas, por lo que golpear, robar, destruir o MATAR inclusive, ya no puede considerarse una opinión o una idea; ya no solo son palabras.

 

La persona que tiene unas ideas políticas determinadas es tan respetable como quien no las comparte o abiertamente se opone a ellas; sus ideas en cambio no lo son y las acciones surgidas de tales ideas cuando trascienden el ámbito de su propia persona lo son menos aun.

 

Así que si bien “la protesta ha de ser disruptiva o no lo es” (leído por ahí a un intelectual que además tuitea), esa disrupción debe ser causada no por la capacidad de gritar más fuerte o por la capacidad de “estorbar” (como dijo un actor y activista que también tuitea); menos aun por la capacidad de ejercer violencia física para expresar nuestra (no tan) respetable opinión.

 

La protesta donde debe ser disruptiva es en campo de las ideas y opiniones del otro, del que opina diferente de uno y tiene cosas que da por ciertas a toda costa. La protesta debe provocar que se dude y en ese dudar que se deje de creer para entonces procurar saber… Quien sabe, puede ser que nos respondan con un mejor argumento; uno que ponga nuestras ideas en su sitio.

 

Por eso opino que nada justifica hacer violencia a conciudadanos tomándolos prácticamente como rehenes para protestar contra autoridades… El muy socorrido recurso de decir “pero no compares las molestias causadas con esto otro que es mucho peor” es de lo más torpe. Quien lo dice es en realidad quien está haciendo una comparación que no tiene cabida como argumento.

 

Es también respetable la decisión personal de quien se dice creyente, no así las cosas en las que cree y menos lo son sus acciones cuando son tendientes a imponer la razón de la fuerza sobre la fuerza de la razón.

Es inaceptable que en aras de la defensa de una deidad ante la blasfemia se violente a las personas. Una deidad omnipotente no necesita de fanáticos que lo venguen, así que una de dos: o tu deidad no es en verdad omnipotente y no merece que la sigas o es más tolerante que tú y no mereces seguirla.

 

Quizás sea el temor lo que mueve a violentar antes que a aceptar la posibilidad de que el otro tenga razón y la opinión propia no solo no sea respetable, sino que sea una soberana idiotez.

 

En eso radica la bondad de la libertad de expresión, y no en el triunfo de la verdad sobre la mentira como creen algunos. El merito indiscutible de la libertad de expresión es que garantiza la misma oportunidad de opinar tonterías a todos por igual, y con ello, la posibilidad de irrespetar la opiniones. De despedazarlas en lugar de despedazarnos entre nosotros, preferentemente con más argumentos y no con más tonterías.

 

Lo que falta es pues, más respeto por las personas y mandar al demonio con las opiniones ya que honestamente, no merecen respeto alguno.

 

Y bueno. Que una vez dicho todo lo anterior, quiero agradecer a Monique Abdala (@MoniqueAbdala) y a Luis Becerril (@luisbecerrilr) que me hayan invitado a compartir con los respetables lectores y escuchas de Red Siete mis nada respetables ideas. Espero sus correspondientes respuestas disruptivas en el entendido de que tienen ustedes mi respeto, no así sus ideas y opiniones.