Este fin de semana,
Jalisco se vio sometido a una fiera respuesta del crimen organizado ante la posible
aprehensión del líder del cartel Jalisco Nueva Generación que en opinión del
gobierno estadounidense, es a fechas recientes, el más fuerte de México.
La respuesta de
una parte de la sociedad que se expresa en redes sociales tristemente no ha
sorprendido. El tema no es otro que el de las fallas, negligencia y/o
complicidad del gobierno, del PRI y en última instancia del presidente Peña
Nieto en persona.
Sin negar que
algunas o todas esas opiniones pudieran tener algo o mucho de razón, lo cierto
es que ni una prueba se ofrece de ello. Lo que no admite duda es que los
muertos los puso el ejército, la autoridad y en no pocas ocasiones, la
sociedad,; tampoco admite duda alguna que el agresor es el crimen organizado.
Si esto
pudiera explicarse como un caso de excepción explicable por el periodo
electoral en que nos encontramos ya sería bastante malo. Pero lamentablemente,
es la historia diaria de unos años a la fecha.
Las
desgracias son aprovechadas para el golpeteo político en el que se toma partido
por una opción electoral y se usan los eventos violentos como proyectiles en
lugar de tomar partido por la sociedad, el estado de derecho y las autoridades
que la sociedad se han dado por mayoría. Ya ni hablar de repudiar a los autores
materiales de las agresiones.
Lo usual es
que una sociedad agredida, dejara de lado las diferencias naturales que los
individuos tienen para enfocarse en la defensa de lo que los asemeja haciendo
causa común contra lo que amenaza su paz y su bienestar colectivo.
Más de una
vez se ha leído ante similares comentarios en el pasado, que protestar
repudiando al crimen organizado no es aceptable por no ser este un interlocutor
válido y más de una vez he opinado a título personal que no se trata de
mantener interlocución, tanto como de mostrar unidad ante una amenaza común.
España marchaba
contra ETA cuando realizaban actos terroristas. Colombia marcha contra las FARC
y/o los paramilitares cuando comenten actos violentos contra la sociedad.
Francia marchó en defensa de sus valores democráticos y de tolerancia tras los
ataques a Charlie Hebdo. Nadie en su sano juicio diría que se trataba de interlocución,
nadie en su sano juicio diría que esas manifestaciones exculpaban o
justificaban a los respectivos gobiernos. Son eso sí, una demostración de “Espíritu
de cuerpo” de la sociedad que ve amenazada su forma de vida y sus valores. Una manifestación
clara de que identifican claramente a los criminales y no a los adversarios políticos
como los verdaderos enemigos.
En México por
desgracia, esto no es así. Los asesinos son raras veces mencionados en los días
que siguen a sus actos criminales y abundan las opiniones cargadas de
oportunismo electoral. A falta del citado Espíritu de cuerpo, diríase que aquí lo
que sobra es un “Espíritu de puerco”.
De pilón.- A David Korenfeld, su “error imperdonable” de “8 minutos” por el uso
privado del helicóptero de CONAGUA le costó la chamba. A Rodrigo Vallejo el uso del Centro de Comunicaciones, Cómputo,
Control y Comando (C-4) del Gobierno del estado de Michoacán para realizar
espionaje a favor de La Tuta le ha
costado hasta el momento tan solo el pago de una fianza de 7 mil pesos. Eso nada
ayuda a la situación actual.