Los nacidos hace más de 3 décadas podemos dar fe de
que el México de hoy es infinitamente preferible al que nos tocó vivir en
nuestra infancia y juventud.
Lejos de mi decir que ya llegamos, o como dijo
Bush hijo “mission accomplished”. ¡No! Lo que digo es que amablemente (o no
tanto) declinaré el ofrecimiento de quien me proponga volver a la situación
económica de hace 30 años y a las prácticas políticas de ese mismo periodo;
tengan usted la certeza de eso.
Los avances democráticos en México han sido hasta
ahora, producto de las crisis y no de una evolución del sistema. Ha sido un
cambio de los modos para repartir el pastel más que una apertura hacia los
gobernados.
El voto nulo que esta elección ha puesto en el centro
del debate ha sido sobredimensionado por algunos y minimizado por otros y sin
embargo, anular la boleta cuando nadie de los ahí incluidos resulta ser “el
menos malo” porque todos están reprobados es válido y tan respetable como quien
vota por una opción opuesta a la propia.
El voto nulo no es abstención, el voto nulo también es
votar. No pretende incidir en la integración del congreso sino dejar claro que
no se quiere validar la decisión cupular de los partidos y sus candidatos a
veces impresentables.
El voto nulo no es tampoco panacea ni fin único y último.
Es solo uno más de los medios que legalmente y en libertad tenemos al alcance.
El voto nulo SI castiga. Es imposible, aun con un voto
por un partido para castigar a otro u otros dejar de beneficiar al menos a uno.
Lo mismo pasa con el voto nulo. Castiga porque si como dicen, con él se
beneficia a los partidos con mayor voto
corporativo, entonces se castiga a los pequeños; pero si como dicen otros, beneficia
a los pequeños que necesitan menos votos para alcanzar el porcentaje que les de
registro, entonces se castiga a los grandes que verán disminuido su representación
en esa proporción. No es perfecto pero tiene un efecto aunque quieran negarlo.
Al momento que escribo esto, el voto nulo lleva más
del 5%, más del porcentaje requerido para que los partidos conserven el
registro y las prerrogativas. Más de lo que consiguieron algunos partidos.
Espero que la jornada electoral de cómo resultado la realización
de que falta ciudadanía. Que ir a las urnas no lo es todo y que hay mucho más
que hacer. Espero que la nueva legislatura lea en el número de analistas, no
solo un reclamo, sino también una exigencia para que el voto nulo no solo se
cuente sino que también cuente. Que sea parte de la fórmula para asignar las prerrogativas
y que se hagan responsables del hecho que significa que hay ciudadanos a los
que no representan y a los que no han podido motivar a votar valido.
La intención final me parece es la de debatir el
asunto de la separación entre los gobernantes y los gobernados, Para ello no es
necesario ganar la votación. Ese 5% y fracción seguro habla fuerte y claro.
Estoy convencido de que el voto nulo seguirá siendo tema en los próximos días
por lo que pueden llevar a la mesa de discusión. Pasada la elección, ojala haya
más personas haciendo ciudadanía y haciéndose oír mas allá del día de la elección.
De pilón: Llámele
usted congruencia o cinismo hasta el final. El Partido Verde ha concluido el
proceso electoral del mismo modo que lo empezó, esto es, violando de manera sistemática
la regulación electoral. Tanto la prohibición de campañas negativas como la “veda
electoral” me parecen excesos contra la libertad de expresión, pero esa es la
ley y hay que cumplirla. Que tire la primera piedra el partido que esté libre
de marrullería.